El Papa Francisco llegó a Japón el sábado como parte de un viaje de una semana a Asia, la segunda visita papal al país y la primera en 38 años.
Llegó con un mensaje antinuclear y ofreció oraciones por Nagasaki e Hiroshima, las únicas ciudades del mundo que han sufrido un bombardeo atómico.
Más de 100,000 personas murieron instantáneamente en 1945 cuando Estados Unidos arrojó bombas atómicas sobre las dos ciudades japonesas en un intento por poner fin a la Segunda Guerra Mundial. Decenas de miles murieron en años posteriores debido a enfermedades y lesiones relacionadas con la radiación.
El Papa Francisco es un decidido activista antinuclear y ha pedido una prohibición total de las armas nucleares.
En este viaje, también se encontrará con sobrevivientes del accidente nuclear del 11 de marzo de 2011 en Fukushima, el peor incidente nuclear desde Chernobyl.