Putin y Erdogan acuerdan el alto el fuego de Idlib, pero ¿se mantendrá?



El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente ruso, Vladimir Putin, acordaron reiniciar un alto el fuego en Idlib, la última provincia controlada por los rebeldes en Siria, en su reunión en Moscú el jueves (5 de marzo).

El acuerdo parece una reconfirmación del acuerdo de Sochi en septiembre de 2018, donde Rusia prometió no atacar a Idlib, mientras que Turquía prometió desarmar a los grupos yihadistas, excepto que Turquía pierde una parte sustancial de la provincia en el nuevo pacto.

El acuerdo conserva algunas de las ganancias que las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad lograron en las semanas anteriores.

Esta es una mala noticia para muchos habitantes de la provincia de Idlib, ya que el millón de sirios que huyeron de esta parte del conflicto ahora no pueden regresar a sus hogares, ni a lo que queda de ellos.

Pero solo unas horas después de que se alcanzó el acuerdo, Turquía dijo que mató a 21 soldados sirios como represalia por el asesinato de dos soldados turcos por el ejército sirio, lo que demuestra la fragilidad del nuevo acuerdo.

La pregunta principal para Europa ahora es si Erdogan revertirá su decisión de abrir sus fronteras para que los refugiados puedan ir a Grecia.

Según las autoridades griegas, desde el viernes (28 de febrero) se impidió la entrada de un total de 32.423 personas en Grecia, y 231 fueron arrestadas.

El ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, también dijo que Turquía estaba desplegando 1,000 policías especiales en la frontera griega para detener el empuje de los refugiados hacia su territorio, y agregó que 164 inmigrantes habían sido heridos por la policía griega.

¿Se mantendrá el acuerdo?

Las fuerzas de Assad han violado el acuerdo de Sochi varias veces desde que se concluyó en 2018.

En la primavera de 2019, su ejército comenzó a bombardear Idlib, pero el acuerdo se reforzó nuevamente en verano.

A finales de 2019, las fuerzas sirias comenzaron una invasión completa de la provincia de Idlib, tomando una de sus principales ciudades, Saraqib.

En la segunda mitad de febrero de 2020, las fuerzas de Assad comenzaron a bombardear Idlib intensamente, atacando escuelas, hospitales y áreas densamente pobladas.

Mientras las tropas de Assad avanzaban por la provincia, Turquía comenzó a entregar armas a sus aliados sirios en Idlib, que pudieron recuperar Saraqib.

Luego siguió un movimiento dramático cuando Assad, como dice Turquía, o Rusia, como muchos sospechosos, bombardearon la sede turca en Idlib, matando al menos a 33 soldados turcos.

En respuesta, Turquía comenzó la Operación Spring Shield. Las tropas turcas entraron en Idlib y comenzaron a atacar objetivos militares sirios y rusos.

Según las autoridades turcas, su ejército ha destruido dos aviones de combate, un avión, tres vehículos aéreos no tripulados (UAV), 135 tanques, 86 sistemas de cohetes, 5 sistemas de defensa antiaérea, 17 bases de misiles guiados antitanques, 77 vehículos blindados y nueve depósitos de armas hasta ahora.

Cualesquiera que sean los números, está claro que el ejército sirio no es rival para las fuerzas turcas y que incluso las fuerzas rusas se sienten desafiadas.

Este hecho sin duda ha empujado a Putin a renovar el alto el fuego.

Sin embargo, la pregunta es si Assad está igualmente convencido por el acuerdo.

Desde 2019, él fue quien rompió el trato y comenzó a atacar a Idlib en cualquier caso. Si esto se hizo con o sin el consentimiento silencioso de Rusia no está claro.

¿Qué hará Europa?

La Unión Europea reaccionó furiosamente cuando Erdogan anunció que revocaría el acuerdo de la UE de 2016 para cerrar la frontera turco-griega para los refugiados.

El acuerdo había involucrado € 6 mil millones de ayuda de la UE para la acogida de 3,6 millones de refugiados sirios por parte de Turquía.

Erodgan no dudó en sus palabras y dijo que millones de refugiados vendrían a Europa.

En su visita a Grecia el martes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, dieron el mensaje a Erdogan de que la UE no estaba dispuesta a discutir un nuevo acuerdo.

El mismo día, la embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Kelly Craft, visitó Idlib y se reunió con los Cascos Blancos, los voluntarios que intentan salvar vidas después de cada bombardeo.

Esta visita de alto nivel a los Estados Unidos envió una señal clara de que los Estados Unidos estaban apoyando a Turquía en sus esfuerzos en Idlib.

Desde el lado europeo, la canciller alemana, Angela Merkel, también pidió una zona segura en Idlib, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores holandés, Stef Blok, fue aún más lejos y pidió una zona de exclusión aérea.

La pregunta sigue abierta si el alto el fuego acordado del jueves se transformará en una especie de zona de exclusión aérea, con el apoyo de Estados Unidos y algunos países europeos.

Otra pregunta es si Erdogan y la Unión Europea decidirán volver a discutir el acuerdo de migración entre los dos y si Turquía cierra su frontera primero para hacer posibles tales negociaciones.

Está claro que Turquía está presionando por un nuevo acuerdo, pero la Unión Europea parece estar mucho menos preparada para llegar a un acuerdo.

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