¿Café o té? No importa dónde se encuentre, reconocerá las palabras para cada uno. Eso se debe a que los humanos los han transportado, junto con los potables que representan, durante siglos. Los comerciantes del Imperio Otomano trajeron café de Yemen a Turquía y a Europa. Tea viajó desde China a través del Medio Oriente y a lo largo de las rutas comerciales holandesas y portuguesas hacia el resto del mundo. Así es como, con cada viaje, los locales adaptaron la palabrería.