La pregunta es: ¿podemos modificar los genomas de estos microbios para controlar exactamente qué sustancias químicas descomponen o producen? Imagina las posibilidades. ¿Qué pasaría si pudiéramos obtener microbios para ayudarnos a reducir la contaminación? ¿Qué pasaría si pudiéramos crear microbios que fabriquen medicamentos o que produzcan productos inocuos para el intestino en nuestros intestinos?
Los microbios modificados parecen ayudar a tratar el cáncer en ratones, y los ensayos en humanos están en camino, como informé a principios de este año. (Para una actualización más general sobre la edición de genes, puede leer acerca de cómo la herramienta de edición CRISPR ya está cambiando la vida de las personas, y cómo algunos creen que eventualmente usaremos la tecnología para tratar a la mayoría de las personas).
Lograr que los microbios trabajen para nosotros ha sido una perspectiva tentadora para los científicos durante décadas.
Tomemos como ejemplo el trabajo realizado por Brad Ringeisen, director ejecutivo del Innovative Genomics Institute en Berkeley, California, y sus colegas. El equipo recibió recientemente una gran cantidad de fondos para explorar nuevas formas de diseñar microbios para el bienestar de las personas y el planeta, en particular, las personas que viven en países de ingresos bajos y medios.
“Obtuvimos 70 millones de dólares para desarrollar herramientas precisas de edición de microbiomas”, dice Ringeisen. El equipo se está enfocando en usar CRISPR para cambiar el comportamiento de los microbios, no solo de las bacterias, sino también de sus cohabitantes menos estudiados, como los hongos y las arqueas. La idea es que alimentar a personas o animales con tales tratamientos podría hacer que sus microbiomas intestinales alcancen un estado más saludable.
Los primeros destinatarios probables de tales tratamientos serán las vacas. La forma en que criamos a estos animales tiene un tremendo impacto en el medio ambiente, por varias razones. (Lea más de Tech Review sobre lo que se necesitaría para limpiar la agricultura aquí y aquí). Pero un elemento significativo es el metano que emiten, ya que el metano es un poderoso gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático.
Técnicamente, el metano no lo producen las vacas mismas. Es producido por las bacterias en sus intestinos. Ringeisen y sus colegas están buscando formas de alterar los microbios que residen en el rumen, el primer y más grande compartimento del estómago, para que produzcan mucho menos gas, si es que producen alguno.