Dos premios Nobel quieren cancelar sus propias patentes CRISPR en Europa
La abogada jefe de propiedad intelectual de la Universidad de California, Randi Jenkins, confirmó el plan de revocar las dos patentes, pero minimizó su importancia.
“Estas dos patentes europeas son solo otro capítulo de esta larga saga que involucra a CRISPR-Cas9”, dijo Jenkins. “Seguiremos buscando reivindicaciones en Europa y esperamos que esas reivindicaciones en curso tengan una amplitud y profundidad significativas de cobertura”.
Las patentes que se están desautorizando voluntariamente son EP2800811, otorgada en 2017, y EP3401400, otorgada en 2019. Jenkins agregó que los ganadores del Nobel aún comparten una patente CRISPR emitida en Europa, EP3597749, y otra que está pendiente. Ese recuento no incluye una maraña de solicitudes de patentes que cubren investigaciones más recientes del laboratorio de Doudna en Berkeley que se presentaron por separado.
Libertad para operar
La cancelación de las patentes europeas afectará a una amplia red de empresas de biotecnología que han comprado y vendido derechos en su búsqueda de lograr exclusividad comercial para nuevos tratamientos médicos o lo que se llama “libertad para operar”: el derecho a realizar investigaciones de corte de genes sin verse molestados por dudas sobre quién es realmente el dueño de la técnica.
Estas empresas incluyen Editas Medicine, aliada del Instituto Broad; Caribou Biosciences e Intellia Therapeutics en Estados Unidos, ambas cofundadas por Doudna; y las empresas de Charpentier, CRISPR Therapeutics y ERS Genomics.
ERS Genomics, con sede en Dublín y autodenominada “la empresa de licencias CRISPR”, se creó en Europa específicamente para cobrar tasas a terceros que utilicen CRISPR. Afirma haber vendido acceso no exclusivo a sus “patentes fundamentales” a más de 150 empresas, universidades y organizaciones que utilizan CRISPR en sus laboratorios, en sus productos de fabricación o de investigación.
Por ejemplo, A principios de este año Laura Koivusalo, fundadora de una pequeña empresa de biotecnología finlandesa, StemSight, aceptó pagar una “tarifa estándar” porque su empresa está investigando un tratamiento ocular que utiliza células madre que fueron previamente editadas mediante CRISPR.
Aunque no todas las empresas de biotecnología creen que sea necesario pagar por los derechos de patente mucho antes de tener un producto para vender, Koivusalo decidió que sería lo correcto. “La razón por la que obtuvimos la licencia fue la mentalidad nórdica de ser súper honestos. Les preguntamos si necesitábamos una licencia para realizar investigaciones y nos dijeron que sí”, afirma.