Hacia una asociación privilegiada UE-Reino Unido



Después de la victoria aplastante de Boris Johnson en las elecciones generales del Reino Unido, Gran Bretaña ahora está en camino de abandonar la Unión Europea el 31 de enero de 2020. Johnson tiene una clara mayoría parlamentaria con la que asegurar un acuerdo para una salida ordenada del bloque. Aunque el Reino Unido y la UE ahora enfrentan largas y difíciles negociaciones para establecer un acuerdo comercial de beneficio mutuo, el Brexit en sí mismo es ahora una certeza.

¿Qué significará esto para Europa? El Reino Unido es la segunda economía nacional más grande de la UE, una de las dos potencias nucleares europeas y miembro permanente y con derecho a veto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (junto con Francia). El país siempre ha sido de vital importancia para Europa, tanto cultural como históricamente. Siempre que la libertad y la seguridad de Europa han estado en juego, Gran Bretaña ha salido en defensa confiable.

Queda por ver qué significará Brexit para el Reino Unido. Mucho dependerá no del acuerdo de salida, sino de cómo el país navega por las condiciones cambiantes del siglo XXI. En cuanto a la UE, la retirada del Reino Unido obviamente no dejará al bloque más fuerte. Un peso pesado geopolítico y militar se está yendo, y lo está haciendo en un momento en que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en duda la garantía de seguridad de Estados Unidos.

No obstante, el Brexit tendrá poco efecto en la política de seguridad europea. Los respectivos intereses de seguridad de las dos partes se han mantenido sin cambios durante el drama Brexit. La integración europea se basa en el mercado único de la UE (la unión aduanera y un área judicial común), no en acuerdos militares conjuntos. En el contexto del Brexit, esta distinción podría resultar ventajosa, porque aunque cada parte representará intereses divergentes económicamente, todavía compartirán las mismas preocupaciones de seguridad.

Pero si el Reino Unido o la UE incluyeran cuestiones de seguridad en las negociaciones del Brexit, crearía las condiciones para un resultado de perder-perder. Cualquier cosa que amenace la seguridad o la estabilidad de la Europa continental también irá en contra de los intereses británicos. Independientemente de si el Reino Unido es un estado miembro de la UE, tendrá que actuar en solidaridad con la UE cuando se enfrente a problemas como la migración y el terrorismo.

Del mismo modo, un enfoque conjunto entre el Reino Unido y la UE con respecto a Rusia y China parece inevitable. La única pregunta real es qué forma de marco institucional facilitaría mejor la cooperación basada en la confianza en estos frentes geopolíticos cada vez más importantes. Una herramienta que me viene a la mente es una "asociación privilegiada", el concepto previamente desarrollado por los demócratas cristianos alemanes sobre cómo la UE podría mantener relaciones constructivas con Turquía en ausencia de la adhesión de ese país al bloque.

Sin duda, esta idea no ha funcionado tan bien con respecto a Turquía, simplemente porque las condiciones previas para ella no existían en el lado turco. Pero el caso británico es completamente diferente, porque ese país acaba de abandonar la UE después de décadas de membresía. Con los intereses de las dos partes ya alineados, solo necesitan decidir qué tan cerca debe estar la futura relación de cooperación. Yo, por mi parte, creo que debería estar lo más cerca posible, y que ambas partes deberían dejar que lo pasado sea pasado. Al diseñar una nueva relación, debemos hacer un uso completo de nuestras estrechas conexiones y conocimiento íntimo el uno del otro.

Una asociación privilegiada entre la UE y el Reino Unido debe comprender todas las áreas de interés común, desde comercio, colaboración científica y cambio climático hasta migración, terrorismo, ciberseguridad e iniciativas conjuntas de política exterior y de desarrollo. Cualquier problema que toque intereses comunes debe incluirse en el acuerdo futuro y estar sujeto a procedimientos de colaboración.

Queda por ver si el Reino Unido estructurará su política de seguridad en torno a sus intereses comunes con Europa, o si se reorientará hacia los Estados Unidos. Equilibrar los intereses respectivos de cada jugador en el área del Atlántico Norte no será fácil, especialmente mientras Trump permanezca en el cargo. Pero, en cualquier caso, la UE y el Reino Unido deberían seguir un formato institucionalizado estructurado de acuerdo con el Consejo Europeo o importantes consejos especializados dentro de la UE. Esto permitiría a cada lado mantener al otro completamente informado de su posición en temas de seguridad.

Otra pregunta es si el futuro desarrollo económico del Reino Unido le permitirá mantener su nivel actual de gasto en defensa dentro de la OTAN. Desde una perspectiva de seguridad europea, esta será probablemente la cuestión geopolítica más importante que surja del Brexit.

Después de mucho dolor y confusión, la decisión Brexit ahora está efectivamente detrás de nosotros. Mirando hacia el futuro, ambas partes tendrán que encontrar formas de cooperar más estrechamente, particularmente cuando se trata de configurar una política exterior y de seguridad conjunta. Las posiciones geopolíticas de China y Rusia no han cambiado debido al Brexit, ni la amenaza del terrorismo ha disminuido. Los desafíos colectivos planteados por la migración, el cambio climático y muchos otros problemas continuarán, y dependerá tanto de la UE como del Reino Unido gestionarlos de manera efectiva.

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