Desde el exterior, Chile parecía un éxito, entonces, ¿qué salió mal?


"Es como una niña pequeña que se ve muy bonita desde lejos, pero a medida que te acercas puedes ver las arrugas". Esta es la metáfora que utiliza un experto político para describir a Chile, un país que alguna vez fue elogiado como un ejemplo a seguir en América Latina, pero ahora en crisis profunda.

Semanas de protestas, cada vez más violentas, han visto al gobierno de Sebastián Piñera obligado a cancelar uno de los eventos internacionales más importantes del año, la cumbre climática COP25, y a anunciar un acuerdo para una nueva constitución.

Pero a pesar de las promesas de aumentar las pensiones, el salario mínimo y los beneficios de atención médica, las protestas han continuado. Cinco semanas de disturbios por la desigualdad y los servicios sociales en mal estado han dejado al menos 26 muertos y más de 13,500 heridos, dijeron los fiscales.

Visión poco realista

Si bien ha sido un éxito económico en los últimos años, debe analizar las cosas más de cerca, explica a Euronews Marta Lagos, analista política y directora fundadora de Latinobarómetro.

Chile es un país que se veía bien desde el exterior, pero todos los chilenos sabían que esta era una visión idealizada y "absolutamente irrealista", dice ella.

La razón de esta distorsión, en su opinión, fue la dependencia de ver los datos macroeconómicos positivos que lograron los gobiernos chilenos: datos económicos a vista de pájaro. "Chile es un defensor de la macroeconomía, pero cuando se observa una sola causa o variable, no se observan las otras. Nadie miró al resto del país".

"El equilibrio fiscal, la inflación … son una serie de indicadores que sin duda son positivos, pero no dicen nada sobre las personas dentro de una sociedad", agrega.

"El problema en Chile es la mala distribución de la riqueza", dice Lagos, quien argumenta que no es suficiente para un país simplemente crecer: "Es cómo crece, cómo se equilibra ese crecimiento y quién recibe los beneficios del crecimiento". . "

La mitad del país no ha visto el beneficio de ese crecimiento, dice, lo que ha llevado a los manifestantes a sentir que no tienen nada que perder.

¿Paralelos a las protestas en Europa?

La mayoría de los manifestantes son de la clase trabajadora, se asemejan a la ola de protestas que han afectado a gran parte de la región este año, incluso en Ecuador, Bolivia y Colombia.

Sin embargo, Lagos distancia este movimiento de protesta latinoamericano de lo que ha estado sucediendo en Europa, con los chalecos jaunes en Francia, por ejemplo.

La diferencia es, dice, que los europeos protestan por las cosas que perdieron, mientras que los latinoamericanos salen a la calle por las cosas que nunca tuvieron.

"La expectativa de garantías sociales que la democracia nunca ha cumplido" para los latinoamericanos es el motor, mientras que los europeos sienten que han perdido esas garantías, dice Lagos.

La promesa de Piñeira de un cambio en la constitución no ha calmado las cosas en el país. A pesar de ser indispensable, no es suficiente, dice Lagos.

"Requiere un gasto fiscal más significativo, una reforma fiscal para recaudar el dinero que se debe utilizar para las clases vulnerables y una reforma política", concluye.

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