El gigante industrial francés Lafarge espera un fallo judicial sobre los cargos de crímenes de guerra en Siria


Se espera que un tribunal de apelación francés decida el jueves si los cargos pueden proceder contra el gigante industrial Lafarge por su participación en Siria.

El fabricante de cemento está acusado de financiar grupos terroristas, incluido ISIS, complicidad en crímenes de lesa humanidad y violación de sanciones internacionales. Tres ex ejecutivos también enfrentan cargos: el ex CEO Bruno Lafont, el ex director de seguridad Jean-Claude Veillard y el ex director de la filial siria de Lafarge, Frédéric Jolibois.

Lafarge – que fusionado en 2015 con la empresa suiza Holcim, se sospecha que pagó casi 13 millones de euros a través de su filial siria a grupos yihadistas, para mantener su operación.

Presente en Siria desde 2007, la compañía se quedó mientras otras multinacionales se retiraban en medio del descenso del país a la guerra civil a raíz de las protestas de la "Primavera Árabe" en 2011.

El caso destaca las dificultades de intentar hacer negocios en regiones devastadas por la guerra.

Lafarge argumenta que trató de proteger los empleos, los medios de vida y mantener la economía local en marcha. Pero a medida que el conflicto se afianzó, la situación en torno a su planta en Jalabiya, entre Raqqa y Aleppo en el norte de Siria, se volvió cada vez más ilegal.

Se le acusa de pagar a grupos terroristas, a menudo a través de intermediarios. Lejos de proteger a su personal, se dice que la compañía presionó a los empleados para que siguieran trabajando, poniendo en riesgo sus vidas.

También se sospecha que Lafarge paga para obtener suministros de materias primas de grupos yihadistas.

Algunos trabajadores dieron pruebas que describían su terror cuando huyeron por el desierto después de que ISIS, que luego tomó el control de la planta, invadió la aldea vecina en 2014. Se dice que los autobuses, que prometieron evacuar al personal en caso de peligro, no se materializaron.

Tras las revelaciones publicadas por el periódico Le Monde y France 24, las autoridades francesas lanzaron su propia investigación. Como resultado, varios ex jefes de Lafarge fueron puestos bajo investigación formal.

Una investigación interna de la empresa descubrió pagos a "grupos armados". Pero Lafarge cuestiona la responsabilidad sobre dónde terminó el dinero pagado y culpa a los gerentes locales. Los abogados también han disputado la confiabilidad de otras investigaciones. Lafarge insiste en que su "prioridad absoluta" siempre ha sido garantizar la seguridad de su personal.

El asesoramiento legal para la fiscalía parecía apoyar su defensa contra el cargo de "complicidad en crímenes contra la humanidad". Pero el grupo anticorrupción francés Sherpa, involucrado en el caso, insistió en que la evidencia de ex empleados sirios justificaba la acusación.

Sherpa y el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) han denunciado lo que dicen que es una "decisión política" después de que el tribunal de apelaciones los desestimó como demandantes en el caso el mes pasado.

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