Enfrentamiento entre 4.000 inmigrantes y guardias fronterizos griegos


Miles de migrantes se habían reunido el sábado en el puesto fronterizo de Kastanies, donde unos 500 soldados y policías griegos lanzaron gases lacrimógenos esporádicamente para evitar que ingresaran a la UE desde Turquía.

Turquía anunció el viernes que dejaría sus fronteras con la Unión Europea abiertas a los migrantes. Desde entonces, los soldados y la policía griegos han intensificado sus patrullas a lo largo del río Evros, advirtiendo en voz alta de la prohibición de entrada.

Pero el área es grande y difícil de ver. Las autoridades griegas usan drones para tratar de localizar grupos de migrantes que caminan cerca de la línea invisible y controlar su progreso.

En el puesto fronterizo de Kastanies, unos 4.000 migrantes y refugiados se reunieron detrás de las cercas, según una fuente de la policía griega, contra 1.200 el día anterior.

Algunos han trepado a los árboles, otros han roto el concreto que arrojan en el lado griego, otros aún lanzan botes de gas lacrimógeno sobre el alambre de púas.

En el acto, Panagiotis Harelas, presidente de los guardias fronterizos griegos, mostró a los medios algunas de estas granadas de fabricación turca: "Enfrentamos propaganda turca y granadas de gases lacrimógenos turcos", dijo.

En las carreteras secundarias cercanas a la frontera, grupos de refugiados caminan incansablemente, algunos han perdido sus zapatos en el río, están empapados y cubiertos de lodo, exhaustos por horas de caminar bajo el frío y la lluvia.

Están buscando una manera de llegar a Salónica, la segunda ciudad del país, a tres horas en auto, o Atenas, con la esperanza de contactar a representantes de las Naciones Unidas.

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