Miles de manifestantes antigubernamentales acamparon durante la noche en el centro de Bagdad, y se reunieron más cerca de la plaza Tahrir el lunes (4 de noviembre), en desafío a la petición del primer ministro de poner fin a las manifestaciones que, según él, le están costando miles de millones de dólares a la economía iraquí.
Las protestas han roto casi dos años de relativa estabilidad en Irak desde que comenzaron el 1 de octubre. Más de 250 personas han muerto.
A pesar de la riqueza petrolera del país, muchas personas viven en la pobreza con acceso limitado a agua limpia, electricidad, atención médica o educación.
El primer ministro, Adel Abdul Mahdi, hizo un llamamiento a los manifestantes el domingo por la noche (3 de noviembre) para suspender su movimiento, que según él había logrado sus objetivos y estaba perjudicando la economía.
El primer ministro dijo que está dispuesto a renunciar si los políticos acuerdan un reemplazo y prometió una serie de reformas, pero los manifestantes dicen que eso no es suficiente y que toda la clase política debe irse.