Los agricultores españoles trabajan con empresas privadas para combatir la desertificación.


Es un paisaje desolado, y precisamente lo que le gustaría al 70 por ciento de España para fines de siglo.

El sudeste de España está en la primera línea de Europa en la lucha contra la desertificación. Las zonas semiáridas han crecido 30,000 kilómetros cuadrados en los últimos 50 años.

Es por eso que aquí, en una de las regiones más áridas y áridas de Europa, España está construyendo un muro, un muro contra el cambio climático.

Para Dietmar Roth, de la Asociación de Desarrollo Alvelal, la causa es urgente: "Si no hacemos nada, esto se convertirá en un desierto muy pronto. Hemos llegado a un punto crítico".

En esta región, una empresa público-privada ha plantado 50,000 árboles independientes para detener la erosión y el desperdicio de toneladas de suelo fértil.

Roth dice que es "como un tubo de ensayo. ¿A qué apuntamos? Por un lado, crear un microclima y, por otro lado, cosechar el agua y administrar los recursos hídricos".

Una manta verde como esta es vital para retener el agua y filtrarla en el suelo.

Después de todo, esta es una región donde la precipitación anual es de solo 200 milímetros por metro cuadrado.

Esto significa que la tierra está perdiendo su capa orgánica a una velocidad de dos milímetros por año, y retener un poco de humedad y vida es vital antes de que se convierta en arena infértil.

Con esto en mente, más de 300 personas, agricultores, ganaderos y empresarios, se han unido para cambiar las cosas.

En su granja, Rafael Ordinas permite que crezcan malezas debajo de sus almendros. Eso sirve como pasto para sus ovejas, que a su vez fertilizarán su plantación.

Al reducir el arado al mínimo, el suelo mantiene su humedad y riqueza orgánica.

"Las prácticas que estamos implementando, lo que logran es una mejor preservación del suelo", dice.

"Retiene la humedad de la lluvia. Eso va en línea con la lucha contra el cambio climático y la desertificación".

Rafael y sus socios esperan que al demostrar que la agricultura restaurativa es rentable, puedan hacer que los otros granjeros abandonen sus antiguas parcelas insostenibles.

El cambio climático está tocando a la puerta, está creciendo en las arenas del desierto.

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