Los manifestantes salieron a las calles de Pittsburgh en el estado estadounidense de Pensilvania para expresar su oposición a las medidas de confinamiento del coronavirus.
Los manifestantes, algunos con armas de fuego y otros cubriéndose la cara, pidieron a las autoridades que abrieran sus negocios.
Argumentan que las restricciones, destinadas a detener la propagación de COVID-19, limitan las libertades individuales y perjudican la economía.
Pero las autoridades de salud y otros estadounidenses temen que levantar los cierres podría arriesgar un nuevo repunte en los casos de COVID-19.
Más de 1,200 personas en Pennsylvania, hogar de 12.8 millones, han muerto de COVID-19, con más de 33,000 infecciones confirmadas.
La cifra de muertos en Estados Unidos por la enfermedad fue de más de 42,000 el martes.