La injerencia extranjera en el punto de mira

Nota del editor: Después de leer esta primera edición del boletín Bruselas Dispatches, decidimos comunicarnos con rey wilf y Pierre Minoves, trabajando respectivamente para el Parlamento Europeo y la Comisión, quienes juntos lo iniciaron. Su motivación, como escribió Wilf, “nació de numerosas conversaciones con amigos y familiares. Cuando explico mi trabajo o la ciudad en la que trabajo, a menudo me hacen preguntas como ‘¿A qué te dedicas realmente?’ o ‘¿Algo de esto realmente me impacta?'”.

A menos de diez semanas de las elecciones europeas, la integridad del debate público está aún más en el centro de atención.

  • En marzo de 2024, más de 12.300 entidades figuran en el registro de transparencia, incluidas casi 8.000 asociaciones de lobby relacionadas con empresas y 3.500 ONG.

En su discurso sobre el estado de la Unión de 2022, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya había abordado el tema, antes de que surgiera el escándalo Qatargate, calificando las injerencias maliciosas como un “caballo de Troya” que ataca “a las democracias desde dentro”.

Los archivos del Qatargate, que revelaron la existencia de una vasta red de corrupción dentro del Parlamento Europeo que beneficiaba a Qatar y Marruecos, provocaron conmociones en la esfera pública europea hace más de un año. Este complot de corrupción, en beneficio de entidades extranjeras, generó preocupaciones sobre el correcto funcionamiento de las instituciones europeas, suscitando preguntas sobre los riesgos de la interferencia extranjera y el control de la influencia sobre las políticas públicas.

El riesgo de interferencia extranjera en la toma de decisiones públicas también puede verse en campañas de desinformación que pueden desestabilizar las elecciones europeas. El informe publicado en febrero por Viginum, la organización francesa encargada de rastrear la interferencia digital extranjera, reveló la existencia de una red responsable de transmitir información de las redes sociales, agencias de prensa y sitios oficiales rusos rusos y prorrusos.

La red, denominada “Portal Kombat” por las autoridades francesas, tiene como objetivo socavar la credibilidad de la Unión Europea e influir en las próximas elecciones europeas. El escándalo del Russiagate que afectó recientemente al Parlamento Europeo y que reveló una red de propaganda rusa es un ejemplo concreto de la omnipresencia de esta amenaza.

La amenaza de interferencia extranjera se cierne sobre el debate público europeo, y las instituciones europeas han tomado medidas para fortalecer su marco para restaurar la confianza de los ciudadanos en su funcionamiento y en sus representantes.

La representatividad de las instituciones europeas es un desafío central para la construcción de Europa. La necesidad de reconstruir la confianza pública en las instituciones europeas se ha visto acelerada por el escándalo Qatargate, y se hace aún más necesaria con las elecciones europeas que tendrán lugar los días 6 y 9 de junio.

Las cifras del Eurobarómetro publicadas en diciembre pasado confirman la desconfianza de los ciudadanos europeos hacia la Unión Europea: sólo el 47 por ciento de los europeos confía en la UE.

¿Cómo se puede fortalecer la confianza de los ciudadanos y mejorar la integridad de los funcionarios públicos dentro de las instituciones europeas para proteger el debate público europeo?

El escándalo Qatargate ha revelado lagunas en la transparencia y regulación de las actividades de representación de intereses. Este artículo pretende resumir el estado actual de las normas éticas y de transparencia que rigen las acciones de los funcionarios públicos europeos, y las iniciativas emprendidas para fortalecer las instituciones europeas en el contexto de las próximas elecciones europeas.

La noción de ética suele abordarse a posteriori, tras un escándalo que pone de relieve las deficiencias de las normas existentes. El marco ético de una institución, y a fortiori de una institución pública, es la garantía de su buen funcionamiento y de su solidez frente a posibles intentos de desestabilización.

El artículo 15 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea estipula que “las instituciones, órganos, oficinas y agencias de la Unión llevarán a cabo su trabajo de la manera más abierta posible para garantizar la participación de la sociedad civil y promover así la buena gobernanza”. Este objetivo general sólo puede lograrse mediante el establecimiento de normas éticas y prácticas transparentes de toma de decisiones.

Las instituciones europeas ya tenían normas sobre la transparencia de las actividades de representación de intereses, con el registro de transparencia, que se reforzaron tras el Qatargate y con la propuesta de la Comisión de la UE de crear un organismo europeo de ética.

Transparencia de las actividades de representación de intereses.

Identificar a los actores que influyen en la toma de decisiones europea fue el impulso detrás de la creación en 2011 del registro conjunto de transparencia del Parlamento Europeo y la Comisión Europea. Tras una reforma del registro en 2021, el Consejo también se incorporó a este registro.

El registro enumera las entidades que lideran actividades de lobby dirigidas a las instituciones europeas y destaca los intereses representados y los presupuestos asignados.

La definición de lobby a nivel europeo se entiende de manera amplia, abarcando “todas las actividades llevadas a cabo con el objetivo de influir en las políticas y los procesos de toma de decisiones de los instrumentos de la Unión, dondequiera que se lleven a cabo y cualquiera que sea el canal o modo de comunicación utilizado”. .

En marzo de 2024, más de 12.300 entidades están registradas, incluidas casi 8.000 asociaciones de lobby relacionadas con empresas y 3.500 ONG.

Estar registrado es necesario para obtener la acreditación ante el Parlamento Europeo y para participar en audiencias, reunirse con los comisarios y miembros de sus gabinetes o acceder a los edificios. Sin embargo, en el momento del escándalo Qatargate se hicieron excepciones para los representantes de terceros países y los ex eurodiputados.

Desde el escándalo del Qatargate, el Parlamento Europeo ha revisado su reglamento interno, sobre la base de un plan de reformas de 14 puntos presentado tras los acontecimientos por su presidenta, Roberta Metsola. La reforma prevé una mayor publicidad de las reuniones de los eurodiputados con los representantes de intereses y sanciones más duras para la supervisión de los “grupos de amistad” con terceros países.

Los eurodiputados deberán adjuntar sugerencias de partes externas a sus informes y opiniones, y no se les permitirá tener contacto con ex eurodiputados durante el período de reflexión de seis meses al final de su mandato. Al final de este período de seis meses, los ex eurodiputados que deseen participar en actividades de lobby deberán inscribirse en el Registro de Transparencia para realizar estas actividades y tener acceso a los edificios.

La creación de un organismo europeo de ética

La respuesta de la Comisión Europea tomó forma concreta con la publicación en junio del año pasado de la propuesta para un organismo europeo de ética presentada por la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vĕra Jourová.

Este organismo proporcionará a todas las instituciones europeas “estándares comunes, claros, transparentes y comprensibles” que se aplicarán a todos los políticos de la UE en cuestiones éticas. Los estándares comunes que establecerá este nuevo organismo abarcarán áreas que van desde la aceptación de obsequios, invitaciones y viajes ofrecidos por terceros, hasta medidas de transparencia para reuniones con representantes de intereses y obligaciones de declaración de intereses y bienes.

Este órgano estará formado por los miembros políticos de las instituciones participantes en el acuerdo interinstitucional y estará compuesto por representantes de cada una de estas instituciones y cinco expertos externos.

Los contornos de este nuevo organismo europeo de ética aún están en discusión, pero la propuesta marca un paso concreto hacia la unificación de las reglas aplicables a las instituciones y el fortalecimiento del marco ético europeo.

De manera más general, y además de fortalecer el marco ético aplicable a sus funcionarios públicos, la Unión Europea ha colocado el control de las influencias extranjeras en el centro de su trabajo, con el fin de limitar los riesgos asociados con la amenaza de injerencia extranjera.

En 2020, el Parlamento Europeo creó una comisión especial sobre este tema, presidida por el eurodiputado Raphaël Glucksmann. La Comisión Europea presentó el pasado mes de diciembre un paquete de “defensa de la democracia” que contiene una directiva sobre la transparencia de la representación de intereses en nombre de terceros países.

La directiva tiene como objetivo garantizar la transparencia de los servicios financiados por terceros países (directa o indirectamente) y cuyo objetivo es influir en el debate público europeo. El texto prevé el establecimiento de registros nacionales en los que deberán declararse las actividades destinadas a desarrollar la influencia de terceros países.

En conclusión, poco más de un año después del escándalo Qatarargate y a pocos meses de las elecciones europeas, la Unión Europea ha avanzado en la consolidación del marco ético aplicable a sus instituciones, teniendo en cuenta la creciente amenaza de injerencias extranjeras, que es necesario abordarse de manera coherente dentro de los estados miembros.

Descargo de responsabilidad: El versión oficial del artículo está en francés.

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