
Las empresas deben dejar de tomar el camino fácil para alcanzar sus objetivos climáticos

Los gigantes tecnológicos Amazon y Google publicaron recientemente noticias sobre sus esfuerzos por reducir su impacto climático. Ambas fueron variadas, pero una noticia en particular me hizo estar alerta. Las emisiones de Google aumentaron y la empresa dejó de afirmar que es “cero emisiones netas” (profundizaremos más en este término en un momento). Suena mal, ¿verdad? Pero, de hecho, se podría argumentar que el aparente retroceso de Google podría representar en realidad un avance en la acción climática.
Mi colega James Temple investigó esta noticia, junto con el reciente anuncio de Amazon, para un artículo de esta semana. Echemos un vistazo a lo que encontró y desentrañemos por qué las iniciativas corporativas en materia climática pueden resultar tan difíciles de entender.
Para darle sentido a estos anuncios recientes, la frase más importante que hay que entender es “emisiones netas cero”.
Las empresas producen emisiones de gases de efecto invernadero al fabricar productos, transportarlos o simplemente utilizar electricidad. Algunos líderes corporativos pueden querer reducir esas emisiones para poder ser una parte menor del problema del cambio climático (o alardear de sus avances). Las emisiones netas cero se refieren al punto en el que las emisiones que produce una empresa se anulan con las que elimina. Pero hay caminos muy diferentes que pueden llevar a ese punto.
Una forma de deshacerse de las emisiones es tomar medidas para reducirlas en sus operaciones. Imagine, por ejemplo, que Amazon sustituyera sus camiones de reparto por vehículos eléctricos o instalara paneles solares en sus almacenes.
Este tipo de acción directa tiende a ser difícil y costosa, y probablemente sea imposible para cualquier empresa eliminar totalmente sus emisiones en este momento, dado que gran parte de nuestra economía todavía depende de combustibles fósiles. Entonces, para alcanzar el cero neto, muchas empresas optan por hacer desaparecer sus emisiones mediante matemáticas.
Una empresa podría comprar créditos de carbono o créditos de energía renovable, básicamente pagando a alguien para que compense su propio impacto climático. Eso podría significar dar dinero a una organización sin fines de lucro para que plante algunos árboles, que absorben y almacenan carbono, o canalizar fondos a los desarrolladores y afirmar que, como resultado, se construirán más proyectos de energías renovables.
No todos los créditos son malos, pero a menudo las compensaciones de carbono y los créditos de energía renovable reflejan grandes promesas que no tienen mucho que las respalde. Y si las empresas quieren una etiqueta de cero emisiones netas para su negocio, pueden verse incentivadas a comprar créditos baratos, incluso si en realidad no cumplen con sus promesas.