Los noruegos abandonaron los partidos gobernantes del país y trasladaron su apoyo a los partidos de izquierda, verdes o rurales en las elecciones locales del lunes. El partido conservador de la primera ministra Erna Solberg y el principal partido laborista opositor obtuvieron conjuntamente un 45 por ciento de apoyo, la cifra más baja en una elección local. La emisora noruega NRK resumió el resultado como una protesta contra la centralización, la política climática y el aumento de la desigualdad.