En una era cada vez más digital, ser propietario absoluto de los medios se ha vuelto cada vez menos posible. Ya sean películas, música, libros o videojuegos, el giro hacia lo digital ha hecho que sea más difícil para los consumidores poseer copias físicas permanentes de sus medios favoritos. En los videojuegos, los editores han desconectado innumerables títulos en los que los jugadores han invertido tiempo y dinero para no volver a jugarlos nunca más. La legislación al respecto es irregular en todo el mundo, y algunas empresas se han salido con la suya al recaudar dinero de los consumidores sólo para desconectar un juego