Banco de genes para preservar nuestro futuro

A poco más de 1.000 kilómetros del polo norte, 130 metros sobre el nivel del mar y 120 metros dentro de una montaña de piedra caliza, se encuentra la Bóveda Global de Semillas de Svalbard. Inaugurado en 2008 cerca de la ciudad de Longyearbyen, la instalación alberga más de un millón de variedades de semillas distintas aproximadamente a menos 18 grados Celsius, una póliza de seguro a largo plazo destinada a preservar el patrimonio agrícola mundial en el futuro.

Las semillas almacenadas en Svalbard provienen de todo el mundo, y las cajas de Rusia comparten espacio en los estantes con las enviadas desde EE. UU., China y Ucrania, lo que demuestra cómo la ciencia puede elevar el progreso humano por encima de los conflictos o desacuerdos políticos.

Almacenar información genética para respaldar el progreso científico

Si bien la Bóveda Global de Semillas de Svalbard es posiblemente la más famosa de su tipo, en parte debido a su apodo de ‘Bóveda del Juicio Final’, Casi todos los países del mundo operan un banco genético nacional

De algún tipo. Desde Australia hasta Zimbabwe, desde Kuwait hasta Corea del Sur, es más fácil encontrar un país que no opere algún tipo de banco de genes que uno que sí lo haga.

La colaboración internacional de bases de datos de secuencias de nucleótidos (INSDC) es una asociación de larga data que centraliza el acceso al ADN y ARN humanos recopilados por el Banco de datos de ADN de Japón (DDBJ), el Instituto Europeo de Bioinformática (EMBL-EBI) en el Reino Unido y el Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI) en el ESTADOS UNIDOS. Al proporcionar a los científicos acceso digital seguro a algunos de los recursos de ADN y ARN más grandes del mundo, el INSDC respalda todo, desde la investigación genómica hasta el desarrollo de medicamentos y tratamientos especializados.

los Iniciativa de la UE para más de un millón de genomas ofrece un ejemplo del tipo de impacto que puede tener el intercambio seguro de información genética humana. Al reunir a las 22 naciones de la UE más el Reino Unido y Noruega, la iniciativa tiene como objetivo hacer accesible al menos 1 millón de genomas secuenciados para 2022. La categorización de esta información creará un recurso de investigación innovador, que podría conducir al desarrollo de medicamentos y terapias personalizados dirigidos, al mismo tiempo que se impulsa la prevención y se hace un mejor uso de los escasos recursos médicos.

El China National GeneBank (CNGB), ubicado en Shenzen y administrado por Grupo BGI, realiza muchas de las mismas funciones que el Bóveda Global de Semillas y el INSDC. Una organización sin fines de lucro establecida para fomentar la I + D genómica internacional, el CNGB permite a los científicos de todo el mundo estudiar material genético de plantas, animales y humanos en un entorno seguro.

La ciencia de la genómica que tiene lugar en Shenzen y en otros lugares probablemente también se beneficiará del rápido progreso que se está logrando en la computación cuántica, que promete revolucionar la ciencia de la computación al producir máquinas capaces de hacer ciertos cálculos mucho más rápido que las computadoras clásicas. En octubre de 2021, un equipo de investigación chino dirigido por Pan Jianwei de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China (USTC), afirmó haber desarrollado una computadora cuántica programable sobre un millón de veces más poderoso

que su competidor más cercano, Sycamore de Google.

Por qué colaborar en los bancos de genes es más importante que nunca

La aceleración del cambio climático plantea desafíos sustanciales a nuestro mundo integrado y globalizado. Las regiones del planeta que actualmente son aptas para la agricultura podrían sufrir un rápido calentamiento e incluso desertificación en los próximos años, lo que provocaría conflictos e inestabilidad política si no se encuentran soluciones como las que pueden ofrecer los bancos de genes y la investigación genómica asociada. Desafortunadamente, no es necesario buscar muy lejos para encontrar ejemplos modernos de este proceso en acción. Ha sido teorizado que una grave sequía que tuvo lugar en Siria entre 2007 y 2010, junto con prácticas agrícolas insostenibles y una dependencia excesiva de un número limitado de especies de cultivos, contribuyó al surgimiento de la guerra civil siria.

Los bancos de genes y la investigación genómica conectada nos permiten preservar muestras de cultivares existentes, respaldando conocimientos que podrían ayudarnos a salvaguardar las fuentes de alimentos y proporcionar cultivos alternativos en caso de que cambien las condiciones climáticas, mitigando los factores que llevaron a la inestabilidad actual en Siria.

De hecho, utilizando la tecnología de secuenciación de BGI, los equipos de investigación internacionales han realizado extensos estudios del genoma de garbanzo diseñar estrategias de mejoramiento más eficaces para una variedad de cultivos. Se espera que si se implementan estas estrategias el hambre global podría erradicarse ‘para 2030’, según el estudio publicado en Naturaleza.

Además, organizaciones como Global Seed Vault, INSDC y National GeneBank de China sirven para coordinar la cooperación científica internacional, permitiendo todo, desde la preservación de especies vulnerables hasta el desarrollo de nuevos tratamientos médicos y más.

El camino a seguir es sencillo. La expansión segura del acceso a la información genética a través de recursos como los bancos de genes tiene el potencial de influir de manera dramática y positiva en el ritmo del progreso humano en el futuro. Aparte de eso, la cooperación científica internacional ayuda a unir a las comunidades y al mismo tiempo nos anima a pensar como una sola especie, un concepto esencial si queremos enfrentar y superar los desafíos de los 21 años.S t siglo.

Los obstáculos que enfrentamos, ya sean relacionados con el clima o la salud pública, nos afectan a todos. Esa es la realidad de vivir en un mundo globalizado e interconectado. La Bóveda Global de Semillas de Svalbard sirve como un ejemplo perfecto de cómo el estudio científico puede unirnos en una causa común, pero no tiene por qué ser la excepción a la regla.

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