China endurece las regulaciones que obligan a los grupos religiosos a cumplir con los principios del Partido Comunista



El gobierno chino planea introducir nuevas disposiciones sobre todos los grupos religiosos, organizaciones y eventos que restringirían su libertad de culto si no se adhieren a las enseñanzas ideológicas del Partido Comunista Chino.

Las nuevas reglas entrarán en vigencia a principios de febrero y determinarán reglas específicas que requieren que todas las actividades religiosas sean aprobadas por la Oficina de Asuntos Religiosos. Según los medios locales, la nueva ley, denominada "Medidas administrativas para grupos religiosos", constará de seis capítulos y 41 artículos que darán a los funcionarios del Partido Comunista un control total sobre todos los grupos religiosos del país y sus actividades.

El artículo 5 de la nueva regulación establece que las organizaciones religiosas deben seguir las instrucciones de los líderes del Partido, así como cumplir y no disentir con todos los decretos y políticas gubernamentales. También requiere que los líderes de la iglesia o el personal religioso difundan la ideología y los valores del Partido Comunista Chino, así como que apoyen el sistema político comunista y ayuden a "construir el socialismo chino".

La nueva ley también estipula que todos los grupos religiosos en China deben eliminar la exhibición de imágenes y símbolos religiosos y reemplazarlos con citas y retratos del presidente Xi Jinping.

Las nuevas medidas también requieren que los líderes religiosos creen un "sistema de capacitación" que eduque a los trabajadores sobre los principios del Partido Comunista Chino y también exija que las agencias gubernamentales participen en la selección de los líderes religiosos.

El gobierno chino está constantemente tratando de controlar y ejercer presión sobre varios grupos religiosos existentes en el país. Los uigures, la población musulmana indígena de habla turca de la provincia de Xinjiang, han sido forzados a campos de concentración en los últimos años. Activistas y grupos de derechos humanos han acusado a China de tratar de borrar el idioma, la cultura y la religión uigures, obligándolos a abandonar las tradiciones y creencias musulmanas.

Desde agosto de 2019, el gobierno clausuró más de 100 iglesias en la Arquidiócesis de Fuzhou, en el sureste de China. La represión comenzó después de que solo cinco miembros del clero participaron en una "conferencia de capacitación" organizada por el Departamento de Trabajo del Frente Unido y la Oficina de Asuntos Étnicos y Religiosos.

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