En junio, el pueblo iraní acudirá a las urnas para elegir un nuevo presidente después de que finalice el mandato de Hassan Rouhani. La elección de Rouhani en 2013 había levantado grandes esperanzas en Irán, ya que la gente creía que su enfoque moderado mejoraría la situación económica y social en el país, pero desde entonces han estado profundamente decepcionados por su incapacidad para generar un cambio positivo.
Hay varios candidatos intrigantes que compiten por el puesto de presidencia, incluido el ministro de Relaciones Exteriores Mohammad Javad Zarif, quien es una figura muy conocida en Occidente, el presidente del parlamento Mohammad Ghalibaf, y el ex comandante del CGRI Mohsen Rezaee, quien actualmente es el secretario del régimen. Consejo de Discernimiento de Conveniencia.
Naturalmente, los candidatos varían considerablemente con respecto a sus agendas políticas, sociales y económicas y su apoyo público, y cada hombre tiene una relación diferente con el Líder Supremo Ali Khamenei, un hombre que ha gobernado el país durante más de tres décadas. De hecho, los resultados de las próximas elecciones son muy importantes dadas las conversaciones que Europa está negociando entre Irán y Estados Unidos con respecto a un regreso al acuerdo nuclear y la posibilidad de reestructurar la economía de Irán.
Si bien Zarif parece la opción óptima para asumir la presidencia, sus posibilidades de ser elegido son bajas debido a que no cuenta con mucho apoyo público y su relación con el Líder Supremo es tensa.
Rezaee tiene afiliaciones con el Frente de Resistencia del Irán Islámico, una organización política prominente en el país, y anteriormente fue el comandante en jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica entre 1980-1997. Antes de unirse al IRGC, fue miembro de Mansouroun, un grupo guerrillero islamista, de Mojahedin de la Organización de la Revolución Islámica. El servicio de toda la vida de Rezaee en los diferentes rangos del IRGC y varias otras oficinas nacionales lo coloca en una posición favorable para liderar estos cuerpos al unísono y superar cualquier rivalidad existente, como lo demuestran las cintas filtradas.
Este tipo de liderazgo demostrativo seguramente aumentará la popularidad de Rezaee entre los votantes iraníes. En particular, la creciente popularidad de Rezaee es una señal positiva para Occidente, ya que un candidato más moderado dispuesto a tratar con los europeos y estadounidenses, es sin duda un paso adelante.
Parece que las próximas elecciones, que se están celebrando en una intersección crítica para el régimen iraní, tienen el potencial de generar un cambio real para el pueblo iraní y el estatus del país en la comunidad internacional. Todo esto depende de si el pueblo iraní está o no a favor de un cambio constructivo o permanece estancado bajo los mismos representantes de línea dura que están deseosos de mantener a Irán en su estado actual.