La Comisión Europea aprobó el jueves la controvertida compra por parte de Google de la aplicación de seguimiento de actividad Fitbit, poniendo en tela de juicio las nuevas reglas destinadas a frenar las ‘Big Tech’. “Aprobamos la adquisición propuesta porque los compromisos garantizarán que el mercado de dispositivos portátiles y el incipiente espacio de salud digital permanecerán abiertos y competitivos”, dijo la jefa de competencia, Margrethe Vestager. Google se comprometió a mantener el acceso de los fabricantes de dispositivos y aplicaciones rivales durante 10 años.