Las propuestas climáticas ensombrecen el objetivo de reducir la burocracia

2019 comenzó de manera tan prometedora. Reducir la carga administrativa y regulatoria de la UE se convertiría en una de las principales prioridades de la nueva Comisión Europea, anunció su presidenta Ursula von der Leyen. ‘Uno dentro, uno fuera’ se convertiría en el principio rector. Cada nueva carga para las empresas y los ciudadanos que surja de las propuestas legislativas se compensaría eliminando una carga similar existente en el mismo ámbito.

Y no se detuvo ahí. A principios de este año, la Comisión publicó una auténtica Comunicación en la que explicaba cómo iba a dar forma a este principio de “uno dentro, uno fuera”. Expertos y partes interesadas participaron en una

Adecuado para el futuro plataforma, con el objetivo de recopilar ideas para la simplificación y modernización de la regulación de la UE.

Pero en la vida real, no basta con presentar buenas intenciones y formar órganos consultivos. Las empresas necesitan ver resultados reales al limitar las reglas restrictivas. Hasta ahora, el progreso ha sido lento.

Por supuesto, las empresas y los ciudadanos son muy conscientes de que a veces se necesitan nuevas reglamentaciones y mayores cargas para alcanzar nuevos objetivos.

Como representante del SGP en el Parlamento Europeo, yo también entiendo que esto a veces es necesario. Por ejemplo, se podrían lograr los objetivos de biomasa con madera talada e importada, pero no es realmente sostenible. Entonces necesitamos una regulación para frenar eso. Y el hecho de que la Comisión Europea argumente para encarecer los vuelos sólo está justificado.

Mientras tanto, muchas empresas se preguntan cómo pueden mantenerse competitivas en el mercado global. El fondo climático de 144 000 millones de euros contra la “pobreza energética” no será de mucha utilidad para la comunidad empresarial. El impuesto fronterizo al carbono sobre algunos productos importados puede brindar cierta protección, pero aún queda un largo camino por recorrer antes de que se pueda introducir este mecanismo.

En general, hay buenas razones para seguir recordando a la Comisión Europea su ‘uno dentro, uno fuera’ promesa, en particular, porque el paquete climático actual apenas menciona esa promesa. La Comisión Europea incluso intenta evitar reducir las cargas administrativas al afirmar que la ‘uno dentro, uno fuera’ principio no se aplica a la legislación en áreas nuevas. El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, también declaró que el principio es flexible y que las reglas posiblemente se pueden eliminar en una fecha posterior.

Lo sorprendente es que la Comisión presenta los costes adicionales en los que incurre la comunidad empresarial principalmente como inversiones y no tanto como mayores cargas.

Si la Comisión quiere ocuparse de la ‘uno dentro, uno fuera’ principio de esta manera, automáticamente se convertirá en una promesa vacía.

No es de extrañar que todo el paquete climático plantee muchas preguntas en la comunidad empresarial. Entre mis contactos corporativos, noto que ciertamente existe la voluntad de contribuir a la transición energética. Sin embargo, para incluir a la comunidad empresarial en esto, la Comisión deberá proporcionar un calendario más realista. Un CO2 El objetivo de reducción del 55% en 2030 es realmente demasiado ambicioso.

Además, lo que sin duda ayudaría es que la Comisión Europea cumpla sus promesas con respecto a la ‘uno dentro, uno fuera’ principio.

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