Una nueva ambición para una agenda nacional

¿Qué pasa con el papel de las naciones después de la pandemia? Las cosas no serán las mismas en la mayoría de los países, tanto en términos sociales como económicos. En primer lugar, diferentes movimientos sociales intentarán mostrar a las autoridades y al mundo la creciente brecha económica de la sociedad. Algunos líderes han propuesto una nueva agenda social y económica, pero la crisis del COVID lo ha puesto todo en tela de juicio.

Las naciones del mundo esperan una nueva agenda de crecimiento y competitividad como base para un nuevo contrato entre el Estado y la sociedad civil. Esta nueva ambición es un compromiso efectivo con un futuro de esperanza, pero al mismo tiempo es una confirmación de que la creación de valor será el objetivo correcto durante esta nueva era.

La dimensión de la crisis en la mayoría de las naciones es consecuencia de una incapacidad estratégica de los poderes públicos para movilizar a la sociedad civil hacia un contrato de valor que se base en la interacción efectiva de los centros de competencia. La mayoría de las naciones cuentan con las condiciones necesarias para volver a ser un ejemplo de innovación social y creatividad competitiva por el compromiso de sus pueblos.

Las naciones deben verse, no como países del pasado, sino como naciones-estado de un pueblo muy inteligente que está dedicado a una ambición de excelencia. El ejemplo de la nueva Universidad Paris-Saclay, que espera ser la versión europea del MIT, es una buena señal de esta ambición, pero carece de coherencia estratégica.

La mayoría de las naciones también son una combinación de diferentes tradiciones que dan un contexto y un concepto a una identidad única. Desde el mar a la montaña, pasando por ciudades y espacios públicos muy dinámicos, las naciones serán cada vez más el punto de partida de una nueva agenda de un mundo multilateral y complejo. Las respuestas que darán las naciones a este momento de complejidad serán respuestas que todos nosotros, como ciudadanos del mundo, tendremos que enfrentar. El futuro se construye sobre el presente respetando los valores que vienen a continuación en la historia del mundo.

La mayoría de las naciones tienen una identidad única basada en su fuerte cultura. La cultura es un activo único. La mayoría de las nacionalidades deben poder involucrar a otros socios globales en la construcción de proyectos integrados que estén enfocados en el desarrollo de la cultura como motor de desarrollo.

La reinvención de la cultura es en sí misma, una forma muy innovadora de involucrar a los diferentes actores en un proyecto de futuro. La economía también enfrenta un fuerte desafío. La mayoría de las empresas se enfrentan a una competencia más fuerte en un mundo muy innovador y exigente. Por eso es imperativo y debe ser apoyado por las naciones del mundo exigir una nueva agenda operativa.

Necesitamos una nueva ambición para la agenda de una nación. Este es el punto de partida para los ciudadanos y las instituciones. Las personas saben quiénes son y tienen un fuerte compromiso con los valores de libertad, justicia social y desarrollo. Esta es la razón para creer que esta renovación de las naciones es más que una posibilidad, es una necesidad individual y colectiva para la reinvención de los conceptos de ciudadanía.

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