
WeWork Singapur cerrará dos ubicaciones privilegiadas

La industria del coworking ha experimentado cambios sísmicos en los últimos años, impulsada por el cambio global hacia modelos de trabajo flexibles. Si bien este cambio impulsó inicialmente la demanda de espacio de oficina compartido, el viaje para pioneros como WeWork no ha sido nada sencillo.
La decisión de la compañía de abandonar dos ubicaciones privilegiadas en Singapur pone de relieve los desafíos que enfrentan los gigantes del coworking en un mercado volátil, informó Bloomberg.
Una decisión difícil
WeWork cerrará dos de sus ubicaciones centrales en Singapur, lo que marca un momento significativo para sus operaciones locales.
Uno de sus espacios de coworking, que se extiende desde los pisos 17 al 20 de la Torre Manulife en 8 Cross Street en Singapur, ha dejado de funcionar. Otro espacio de tres pisos en un edificio de oficinas en 83 Clemenceau Avenue, en el límite del centro de la ciudad, cerrará en 2025.

Según Bloomberg, un portavoz de WeWork fue citado diciendo que a pesar de que Singapur es un “mercado prioritario”, había tomado “la difícil decisión” de no renovar los contratos de arrendamiento en las dos ubicaciones.
La decisión de WeWork de cerrar las dos ubicaciones es coherente con su estrategia global más amplia de racionalizar el sector inmobiliario y centrarse en la rentabilidad.
La empresa mantendrá 12 ubicaciones adicionales “en el futuro previsible”, principalmente en el distrito comercial central de Singapur. Sin embargo, los cierres ponen de relieve un cambio de prioridades a medida que la empresa realinea sus operaciones en respuesta a las necesidades cambiantes del mercado.
Los cierres se producen en medio de un aumento de las oficinas vacantes en las principales ubicaciones de Singapur. Muchas empresas reducen sus costes combinando espacios de oficina o renunciando por completo a las opciones de coworking.
Por ejemplo, Tencent Holdings abandonó recientemente su oficina de WeWork en Raffles Place para mudarse a una nueva ubicación privilegiada, lo que refleja una tendencia más amplia entre los inquilinos corporativos que buscan estabilidad y eficiencia de costos.
El ascenso y la caída de WeWork
La historia de WeWork comenzó en 2010 con una idea revolucionaria: crear espacios de trabajo compartidos que fomenten la colaboración y la innovación.
En 2019, la empresa estaba valorada en la asombrosa cifra de 47.000 millones de dólares, lo que la convierte en una de las startups más valiosas de su tiempo.
Sin embargo, pronto aparecieron grietas en los cimientos. Una oferta pública inicial fallida en 2019 expuso problemas importantes, incluida una deuda inmanejable, prácticas de gestión cuestionables bajo el cofundador Adam Neumann y estrategias de crecimiento insostenibles.
La marcha de Neumann marcó el comienzo de una época turbulenta para la empresa.
La pandemia aceleró aún más la caída. El trabajo remoto se convirtió en la norma y las empresas redujeron su espacio de oficina, dejando a WeWork con arrendamientos infrautilizados. A pesar de los esfuerzos de reestructuración, incluidos despidos y rescisiones de arrendamientos, la empresa siguió perdiendo efectivo.
Para 2022, el precio de sus acciones se había desplomado casi un 99% y, en noviembre de 2023, WeWork se declaró en quiebra. Aunque la superación de la quiebra a principios de año señaló un posible cambio, el gigante mundial del coworking sigue siendo todo menos estable.
Los desafíos globales reflejan las luchas locales
Las dificultades en Singapur reflejan problemas más amplios que enfrenta WeWork en todo el mundo. La empresa, que alguna vez fue una estrella brillante en el mundo del coworking, aparentemente ha luchado por adaptarse a una realidad pospandémica donde dominan los modelos de trabajo remoto e híbrido.

Después de declararse en quiebra en Estados Unidos, WeWork surgió en mayo de 2024 bajo un plan de reestructuración que incluía la entrega de capital a un grupo de prestamistas y al socio tecnológico Yardi Systems. Esta medida permitió a la empresa reducir una deuda significativa, pero redujo su huella global.
Por ejemplo, WeWork cerró su edificio emblemático en Manchester, Reino Unido, a principios de este año debido al fracaso de las negociaciones de arrendamiento. Se han producido cierres y consolidaciones similares en otros mercados, incluidos Europa y América del Norte, a medida que la empresa busca racionalizar sus operaciones.
La pandemia resultó ser un importante punto de inflexión. Una vez celebrada por su modelo de “crecimiento a toda costa”, los problemas financieros de WeWork quedaron expuestos cuando las empresas cancelaron contratos de arrendamiento y dejaron espacios de trabajo vacíos durante el cierre.
Su enfoque de priorizar una rápida expansión sin una alta utilización dejó a la empresa vulnerable a cambios repentinos en la demanda.
¿Qué sigue para el coworking?
El ascenso y la caída de WeWork ponen de relieve los riesgos de una rápida expansión sin un camino claro hacia la rentabilidad. Su modelo de crecimiento a cualquier costo, si bien revolucionario en tiempos de abundante capital, fracasó cuando cambiaron las condiciones del mercado.
Las bajas tasas de ocupación, los costos operativos excesivos y los crecientes riesgos financieros resultaron insostenibles.
Para la industria del coworking, la historia de WeWork es a la vez una advertencia y un plan de adaptación. A medida que continúa la demanda de espacios de trabajo flexibles, las empresas deben centrarse en el crecimiento sostenible, la gestión eficiente de costos y el posicionamiento estratégico en el mercado.
A nivel mundial, el panorama del coworking sigue cambiando. Las dificultades de WeWork resaltan los desafíos de equilibrar la expansión y la rentabilidad en una era de trabajo híbrido. Sin embargo, el concepto de espacio de oficina compartido no va a desaparecer.
La presencia continua de WeWork en Singapur demuestra su compromiso con el mercado a pesar de los reveses. A nivel global, la reducción de las operaciones y el modelo de negocio más ágil podrían ofrecer una segunda oportunidad de estabilidad.
Queda por ver si WeWork podrá reconstruir su marca y recuperar su antigua gloria, pero una cosa está clara: la era del crecimiento imprudente ha terminado y el futuro del coworking requiere adaptabilidad, resiliencia y una profunda comprensión de las necesidades del mercado.
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Fuente de la imagen destacada: WeWork