1 millón de firmas para el impuesto de la UE sobre los superricos

1 millón de firmas para el impuesto de la UE sobre los superricos

Un nuevo impuesto europeo sobre el uno por ciento más rico ahora está un paso más cerca de ser propuesto, aunque todavía queda un largo camino por recorrer, y la resistencia de sus oponentes más ardientes sigue siendo fuerte.

En junio pasado, un grupo de activistas, economistas, políticos e incluso algunos multimillonarios, registraron un iniciativa ciudadana europeapidiendo a la UE que introduzca un impuesto sobre los muy ricos para financiar las transiciones sociales y medioambientales.

“Para abordar estos desafíos, existe una necesidad urgente de redirigir fundamentalmente a la Unión Europea hacia una transición climática justa y democrática”, afirma la petición.

El problema, argumentan los autores, es que los mecanismos existentes para abordar estos desafíos no serán sostenibles a largo plazo, por lo que la UE necesitará nuevos recursos propios para financiar su funcionamiento.

Lo que proponen es que los más ricos financien el apoyo a los más pobres y las transiciones por las que atraviesa la UE.

Para ello, han registrado una iniciativa ciudadana europea, un mecanismo participativo introducido en 2012 que permite a los ciudadanos solicitar a la UE nuevas propuestas legislativas.

La comisión ya les ha dado el visto bueno legal, y el siguiente paso será recoger un millón de firmas para darles una respuesta oficial. Pero eso no es garantía de éxito.

Al final del proceso, la comisión debe responder, pero no está obligada a proponer legislación.

“Incluso cuando responde positivamente, el seguimiento más apropiado de una iniciativa puede ser de naturaleza no legislativa”, dice en su sitio web.

Desde entonces, más de 100 iniciativas se han presentado, pero solo ocho han recibido una respuesta oficial de la comisión. Unas 56 no alcanzaron el umbral del millón de firmas y 21 fueron retiradas antes de que pudieran ser examinadas.

Y esta iniciativa reclama precisamente tres nuevas medidas legislativas.

El primero es que la Comisión proponga una directiva para un impuesto europeo sobre las grandes fortunas.

En segundo lugar, que se introduzca una enmienda para permitir que estos nuevos ingresos contribuyan al sistema de recursos propios de la UE.

Finalmente, que estos nuevos recursos se utilicen para proponer nuevas medidas para abordar los desafíos sociales y climáticos.

¿Otro impuesto?

Durante la última década, el uno por ciento más rico ha acumulado más de la mitad de la nueva riqueza creada. Después del Covid-19, la tendencia se acentuó aún más, cuando captaron casi dos tercios de la riqueza producida, según un Informe Oxfam.

La ONG estima que un impuesto mundial sobre el patrimonio podría sacar de la pobreza a 2.000 millones de personas, y que un impuesto anual sobre el patrimonio de hasta el cinco por ciento para los multimillonarios de Europa podría recaudar casi 250.000 millones de euros al año.

La estimación de Oxfam asume una tasa impositiva del dos por ciento para aquellos con activos de más de $ 5 millones [€4.5m]una tasa impositiva del tres por ciento para aquellos con activos de más de $50 millones y una tasa impositiva del cinco por ciento para los multimillonarios.

A nivel popular, la respuesta tendría más apoyo que oposición, según un encuesta Eurobarómetro el año pasado en el que el 67 por ciento de los ciudadanos europeos acordaron que una tarea importante para su gobierno nacional era gravar a los ricos para ayudar a los pobres.

Así lo señaló durante un debate en Estrasburgo el miércoles (12 de julio) la eurodiputada Aurore Lalucq, una de las firmantes de la iniciativa junto con el economista francés Thomas Piketty y el líder del partido socialista belga Paul Magnette.

Para Putaturo, dado el nivel actual de desigualdad social en Europa, también corresponde a la UE “dar una respuesta a los ciudadanos”.

Si es factible, dados los poderes limitados de la UE en materia fiscal, el experto de Oxfam señala que fue posible cuando todos los estados miembros acordaron un impuesto a las ganancias inesperadas para las empresas energéticas.

“Si hay voluntad política, es posible”, dice Putaturo.

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