El ‘euro digital’: ¿sucederá y, de ser así, cuándo?

El ‘euro digital’: ¿sucederá y, de ser así, cuándo?

Junto con la mayoría de los bancos centrales En todo el mundo, el Banco Central Europeo (BCE) está contemplando una moneda digital de banco central.

Siguiendo un Consulta pública y un trabajo de experimentación con los bancos centrales nacionales de la zona del euro en 2021, el BCE está explorando actualmente el diseño óptimo de un euro digital.

  • Un euro digital representaría un cambio radical en los pagos transfronterizos: hacer que las transferencias internacionales de dinero sean más rápidas, menos costosas y más transparentes (Foto: Llavero BTC)

Independientemente de la estructura final, un euro digital complementaría los pagos en efectivo al proporcionar una alternativa digital.

Esto tiene implicaciones para todos. En primer lugar, si se adopta, un euro digital representaría un cambio radical en los pagos transfronterizos, haciendo que las transferencias internacionales de dinero sean más rápidas, menos costosas y más transparentes. El sistema de pagos global existente comprende cadenas de transacciones costosas y no transparentes entre los bancos corresponsales.

Un estructura de liquidación interoperable Se esperaría que eliminara la necesidad de tales relaciones bancarias corresponsales para transacciones transfronterizas.

Además, respondiendo a la creciente preferencia de particulares y empresas por los pagos digitales, serviría como medio de pago alternativo para transacciones minoristas.

Esto conduciría a cambios estructurales en la industria, reduciendo la fragmentación del mercado de pagos minoristas de la UE. No hace falta mencionar que la adopción de un euro digital también podría promover la competencia y fomentar una mayor innovación financiera.

Si bien un euro digital sería convertible uno a uno con billetes, no se espera que reemplace por completo al euro físico.

El BCE afirma que solo estaría destinado a ser un medio de pago alternativo para transacciones minoristas rutinarias en la vida cotidiana y no como un instrumento para inversiones financieras.

Como resultado, el enfoque de los formuladores de políticas actualmente permanece en las posibles implicaciones minoristas.

La intención es introducir un euro digital como medio a través de la introducción de un solución única y “de una sola parada”. Esto proporcionaría una solución segura y universalmente aceptada que facilita los pagos instantáneos y sin contacto.

A pesar de su limitado alcance previsto de uso general, la implementación del euro digital será sin duda un proceso complejo y tenso con múltiples desafíos.

Lleno de desafíos

Por ejemplo, investigación reciente realizada por el BCE ha indicado la seguridad y la protección como las principales preocupaciones.

Esto significa que, como mínimo, se necesitarían medidas sólidas contra el fraude y la piratería, así como métodos de autenticación de pago seguros y fiables, como los métodos biométricos de verificación de pago.

Desde un punto de vista técnico, los políticos son experimentar con diferentes enfoques y tecnologíasincluidas soluciones tanto “centralizadas” como “descentralizadas”.

También se entiende que dos versiones actualmente se están considerando en la eurozona: una “versión en línea”, que permitiría que los pagos sean procesados ​​por un tercero, y una “versión fuera de línea” en la que los pagos se realizarían directamente de persona a persona.

Dejando a un lado los desafíos técnicos, la adopción de un euro digital requeriría una regulación del Parlamento Europeo, a propuesta de la Comisión Europea.

Una consulta reciente, que finalizó el 16 de junio de 2022, constituyó el primer paso hacia la legislación de Bruselas sobre un euro digital. Desde un punto de vista legislativo, la adopción de un euro digital requerirá leyes en áreas como la privacidad y el lavado de dinero.

Después de la finalización de la actual fase de diseño óptimo en octubre de 2023, el consejo de gobierno decidirá si pasa a la siguiente fase, que se espera que dure alrededor de tres años.

Esto significa que la adopción de un euro digital no está garantizada y, en cualquier caso, no se espera que se materialice antes de finales de 2026.

Mientras tanto, también habrá política monetaria interna y externa y problemas de estabilidad financiera que los responsables de la formulación de políticas deberán tener en cuenta.

Por ejemplo, los reguladores deberán introducir medidas para evitar un cambio excesivo y abrupto de los depósitos de los bancos comerciales al euro digital, lo que podría crear graves problemas de liquidez similares a una corrida bancaria para los bancos con efectos colaterales en todo el sistema.

Además, la alta demanda extranjera del euro digital por parte de economías no pertenecientes a la zona del euro podría ejercer una presión alcista sobre el euro, lo que podría perjudicar gravemente la competitividad de los precios de los Estados miembros.

Un euro digital también tendría implicaciones para las autoridades monetarias en países fuera de la eurozona. Si la moneda digital se generalizara, podría debilitar la eficacia de la política monetaria en las economías fuera de la eurozona.

Todos los bancos centrales tienen el mandato de mantener el valor de su moneda nacional, tanto en forma física como digital.

Por lo tanto, los responsables políticos de la UE deberían adoptar un enfoque multilateral hacia una moneda digital, con una estrecha coordinación y cooperación con sus homólogos de otros países, teniendo en cuenta las implicaciones de la adopción de una moneda digital para todas las partes interesadas involucradas.

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