¿Qué tan seguros están los parques eólicos del Mar del Norte de la UE de un ataque?

¿Qué tan seguros están los parques eólicos del Mar del Norte de la UE de un ataque?

Durante su cumbre celebrada en Ostende, Bélgica, la UE y sus socios, el Reino Unido y Noruega, hicieron un anuncio para transformar el Mar del Norte en “La planta de energía verde más grande de Europa”.

Este ambicioso plan impulsaría la producción de energía eólica en al menos 25 veces para 2030. La construcción de nuevas islas de energía disminuiría la dependencia de Europa de las fuentes de energía no renovables y el gas ruso, y crearía numerosas oportunidades laborales en Escocia y otras regiones involucradas en la producción de turbinas, palas y cables eléctricos.

El anuncio se hizo una semana después de que las emisoras nórdicas expuso el alcance de las actividades de espionaje ruso en el Mar del Norte, incluida la recopilación de información sobre las instalaciones de parques eólicos y los cables submarinos que los unen a la red eléctrica terrestre. Estos desarrollos han convertido al Mar del Norte en un área crucial para la seguridad marítima y energética, e implican nuevas vulnerabilidades.

Los planes del Mar del Norte cuentan con una capacidad de producción de energía equivalente a varias centrales nucleares, y el suministro de energía de la UE dependerá cada vez más de él. Sin embargo, mientras que las plantas de energía nuclear están bien protegidas y son inaccesibles para el público, los parques eólicos y las instalaciones de cables son menos seguros.

El documental nórdico reciente mostró cuán fácilmente se puede acceder a parques eólicos y redes de cable. Como confirmó mi colega, un apasionado kayakista danés, algunas personas incluso los visitan para actividades recreativas como el buceo.

A medida que aumenta el número de parques eólicos, el sabotaje intencional y los accidentes representan una amenaza importante para su seguridad. A ejemplo reciente de esto es la colisión entre un buque de carga Petra L y un rotor en el parque eólico de Gode el 27 de abril en el Mar del Norte, que resultó en graves daños a la embarcación.

Aunque la causa del accidente aún se está investigando, el incidente destaca los riesgos potenciales de accidentes que podrían ocurrir y la necesidad de mayores medidas de seguridad.

Las ramificaciones completas de la agenda de protección de infraestructuras marítimas críticasa pesar del mayor enfoque que siguió al ataque de Nord Stream, aún no se han comprendido de manera integral.

¿Puede la OTAN arreglarlo?

Todos los estados costeros del Mar del Norte son miembros de la OTAN, y siete de ellos también son miembros de la UE. La OTAN ya ha anunciado planes para aumentar sus esfuerzos en la protección de infraestructuras marítimas críticas, incluso en el Mar del Norte. Es probable que esto aumente la seguridad en la región. Sin embargo, la protección de los parques eólicos no puede ser una tarea exclusivamente militar y requiere un importante componente civil.

Dado que es probable que se lleven a cabo actos de sabotaje en parques eólicos o en la red eléctrica submarina como tácticas de zona grisel sabotaje patrocinado por el estado puede disfrazarse de accidente civil o llevarse a cabo desde un barco, como un yate de recreo o un barco de pesca, en lugar de un barco militar.

Por lo tanto, la prevención de amenazas a la infraestructura marítima requiere una estrecha vigilancia del tráfico marítimo civil, y la respuesta a menudo estará en manos de los guardacostas o la policía marítima en lugar de las fuerzas armadas.

La OTAN por sí sola no puede proporcionar la protección necesaria para infraestructuras marítimas críticas en el Mar del Norte. Es esencial una mayor colaboración entre los estados miembros de la UE, el Reino Unido y Noruega. Idealmente, formarían una nueva comunidad de seguridad marítima. Esto debería estar compuesto por varios elementos: la estrecha colaboración entre las diversas agencias de energía y seguridad marítima de los nueve estados del Mar del Norte es esencial, pero las diferentes estructuras organizativas del sector de seguridad marítima de cada país hacen que sea un desafío.

Dinamarca, por ejemplo, solo opera una armada, mientras que otros países como el Reino Unido involucran varias agencias diferentes en seguridad marítima. Se podría establecer un foro de funciones de guardacostas para el Mar del Norte, por ejemplo, para promover la colaboración y desarrollar las mejores prácticas para la vigilancia, la protección y la respuesta.

Para monitorear y prevenir de manera efectiva las amenazas a la infraestructura marítima crítica, es necesario compartir información, realizar vigilancia e informar cualquier actividad sospechosa en el mar.

Esto requiere la integración de datos de varias fuentes, incluidos satélites, radares, patrullas, CCTV y sensores submarinos. Para facilitar esto, la Unión Europea está lanzando un Entorno común de intercambio de información, que será operado por la Agencia Europea de Seguridad Marítima.

Sin embargo, el Reino Unido y Noruega actualmente no participan en esta iniciativa y, como tal, es importante identificar soluciones políticas que les permitan contribuir a esta estructura.

Garantizar la seguridad y la protección de las infraestructuras marítimas no puede ser realizado únicamente por los gobiernos, ya que también requiere la participación de los actores de la industria. Es importante desarrollar estándares regulatorios compartidos para las medidas que la industria debe implementar y cómo colabora con las agencias estatales en áreas como el intercambio de información, las investigaciones y la gestión de emergencias.

A medida que los planes para la producción de energía verde del Mar del Norte se vuelvan más ambiciosos, aumentará la demanda de capacidades de mantenimiento y reparación, incluida la reparación de barcos y depósitos de cables. Estas capacidades serán fundamentales para responder rápidamente a actos de sabotaje y minimizar el impacto en el suministro energético de Europa.

Los nueve estados involucrados en esta iniciativa deben realizar una revisión para determinar si sus capacidades existentes son suficientes para satisfacer las necesidades de la infraestructura planificada bajo diferentes escenarios de ataque. También deben considerar cómo se pueden compartir y agrupar estas capacidades con la industria.

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