Teóricamente, la vida extraterrestre podría sobrevivir dentro de las nubes de Venus, dicen los científicos

Con una atmósfera lo suficientemente ácida como para quitar la piel de los huesos, Venus está lejos de ser lo que podríamos imaginar como hospitalario. Pero un nuevo estudio respalda la idea de que podrían existir capullos de vida en las nubes corrosivas del planeta.

Los investigadores han identificado una vía química a través de la cual las gotas de ácido sulfúrico que permanecen en las nubes de Venus podrían neutralizarse, tal vez en la medida en que la vida podría sobrevivir en este mundo hostil.

Al comienzo de esta vía química está la producción biológica de amoníaco, cuyos indicios sondas detectadas

al pasar por Venus en la década de 1970. Según este nuevo estudio, pequeñas cantidades de amoníaco podrían disolverse en las gotas de ácido sulfúrico. Este proceso transformaría al menos parte del ácido en sales, convirtiendo las gotas líquidas en una suspensión con un pH que sabemos que la vida puede tolerar.

“Como resultado, las nubes no son más ácidas que algunos entornos terrestres extremos que albergan vida”, escriben los investigadores en su artículo publicado. “La vida podría estar creando su propio entorno en Venus”.

MIT Venus Clouds 01a presione 0Una ilustración de la hipotética vida microbiana en las nubes de Venus. (J. Petkowska)

El amoníaco no debería ocurrir en cantidades significativas en Venus, dado que el hidrógeno limitado requerido sería competitivo en otras reacciones. Los investigadores sugieren que la vida podría tener ventajas químicas para superar esto, lo que explica la señal de amoníaco que hemos registrado en Venus, entre otras anomalías.

Estas otras anomalías incluyen pequeñas concentraciones de oxígeno que no deberían estar allí, más altas de lo esperado niveles de vapor de aguay partículas no esféricas que no coinciden con las gotas redondas de ácido sulfúrico. El modelado químico en el laboratorio confirmó que estos extraños sucesos podrían explicarse por la vida productora de amoníaco en Venus.

Un proceso similar ocurre en ciertos lugares de la Tierra, y de hecho en nuestros propios estómagos, donde el amoníaco también tiene la función de neutralizar un ambiente ácido para hacerlo más hospitalario. En papel, al menos, se comprueba.

Los rayos, las erupciones volcánicas y los impactos de meteoritos son todas las otras posibles fuentes de amoníaco en Venus, pero según los cálculos de los investigadores, no producirían suficiente material. La vida biológica podría potencialmente.

“Ninguna vida que conozcamos podría sobrevivir en las gotitas de Venus”, dice la científica planetaria Sara Seager del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). “Pero el punto es que tal vez haya algo de vida allí y esté modificando su entorno para que sea habitable”.

Esto está muy lejos de decir que hay vida en Venus, pero es una hipótesis interesante que se ajusta a las observaciones que tenemos en este momento. Además, los investigadores han elaborado una lista de comprobaciones adicionales que las futuras misiones de la sonda Venus pueden realizar para probar si esta nueva teoría es válida.

Y esta no es de ninguna manera la única discusión interesante sobre Venus. Hay sugerencias de que también podría haber fosfina en la atmósfera, lo que, nuevamente, podría insinuar vida biológica, pero tendremos que esperar a que una mirada más cercana al planeta aclare muchas de estas incógnitas.

“Venus tiene anomalías atmosféricas persistentes e inexplicables que son increíbles”, dice Seager. “Deja espacio para la posibilidad de la vida”.

La investigación ha sido publicada en PNAS.

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