El “baño de bosque” también podría funcionar en la realidad virtual

El “baño de bosque” también podría funcionar en la realidad virtual

Un grupo de científicos de la Universidad Checa de Ciencias de la Vida —un psicólogo en colaboración con investigadores del departamento forestal— probó la hipótesis llevando a un grupo de 15 personas a la reserva natural Roztocký háj cerca de Praga para sesiones de baño de 30 minutos. Luego utilizaron escáneres láser para desarrollar un gemelo virtual de la misma área de bosque, mejorado con grabaciones de audio. Veinte participantes, incluidos 10 que visitaron el bosque real, pasaron 30 minutos en el bosque virtual. Los cuestionarios que evaluaron los estados emocionales de los participantes no revelaron diferencias significativas entre las dos experiencias, según los resultados, publicados en noviembre en Fronteras en Realidad Virtual

. Como explicó Martin Hůla, el investigador forestal que dirige el proyecto, “era consciente de que el bosque no era real. Sin embargo, la experiencia fue inmersiva y me fue fácil olvidar que estaba en una sala experimental”.

Otro grupo de científicos investigó los baños de bosque virtuales en un artículo reciente publicado en la revista Bosques. Esta vez, los científicos desarrollaron un juego para los participantes, basado en métodos reales de terapia de bosque al aire libre guiada. Las tareas incluían tomar fotos con una cámara virtual, recolectar varios artículos y participar en un programa de acondicionamiento físico simple diseñado para brindarles a los jugadores una sensación de aventura. Las ocho personas involucradas en el estudio encontraron que su depresión, ira y fatiga en general disminuyeron después de jugar el juego.

La ciencia todavía está dividida sobre los mecanismos detrás de los baños de bosque. Algunos dan crédito a la teoría de la “biofilia”, popularizada por Edward O. Wilson en la década de 1980, que sugiere que los humanos requieren interacción con la naturaleza porque nosotros mismos somos parte de ella. Otra, llamada “teoría de la restauración de la atención”, sugiere que los entornos naturales como los bosques ofrecen a las personas oportunidades para recuperarse de las agotadoras tareas de la vida cotidiana. Ambas teorías también podrían aplicarse en bosques virtuales.

Hay limitaciones, por supuesto. Dado que el poder de procesamiento de la computadora es finito, los bosques virtuales tienen límites físicos. Algunos de los participantes en el estudio checo dijeron que se sintieron enjaulados cuando se encontraron con la pared invisible del bosque. Las limitaciones de energía también significan que la computadora no es perfecta para representar pequeños detalles como hongos o insectos. Los entornos virtuales tampoco pueden imitar todas las experiencias sensoriales de un bosque real, como el olor de las hojas húmedas. Un documento sugirió que este problema podría resolverse esparciendo hojas por el piso de la sala de participación. Duplicar otras sensaciones, como la sensación del viento, resultaría más complicado.

Los entornos virtuales también pueden causar ciberenfermedad, que ocurre cuando los ojos perciben movimiento mientras que el cuerpo no. Psicólogos, expertos en silvicultura e informáticos esperan que más investigaciones con grupos más grandes de participantes ayuden a superar estas limitaciones.

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