Lituania completó la semana pasada su valla fronteriza de cuatro metros de alto y 550 kilómetros de largo con Bielorrusia, con un costo de alrededor de 150 millones de euros. La controvertida barrera tiene como objetivo evitar que los inmigrantes irregulares crucen a Lituania desde Bielorrusia. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea encontró en junio que la legislación lituana que permite la detención masiva y evita las solicitudes de asilo para llegadas irregulares viola la ley de la UE. Grupos de derechos como Amnistía también han criticado las prácticas abusivas de Lituania contra los inmigrantes.
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