Por qué Mette Frederiksen debería ser la próxima presidenta del Consejo de la UE

Por qué Mette Frederiksen debería ser la próxima presidenta del Consejo de la UE

El fin del mandato de Charles Michel como presidente del Consejo Europeo este año llega en un momento de cambios geopolíticos sísmicos (y consecuentes).

El futuro de Ucrania pende de un hilo mientras lucha valientemente contra una fuerza militar superior. Crecen los temores sobre un posible ataque ruso a Moldavia, Georgia o incluso a la propia OTAN en la región del Mar Báltico. Y al otro lado del Atlántico, el aislacionismo estadounidense amenaza con regresar, siendo Donald Trump el favorito para asumir la Casa Blanca en noviembre.

La presidencia del Consejo Europeo no debe asumirse a la ligera en un momento tan crítico para Europa. Es responsabilidad de esta oficina establecer las prioridades de la Unión Europea y mantener la unidad entre sus 27 estados miembros. Quien suceda a Michel tendrá que hacer una evaluación exhaustiva del desafío geoestratégico que enfrenta la UE hoy. En mi opinión, Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca y la jefa de gobierno con más años de servicio en la UE, es la líder mejor situada para satisfacer esta demanda.

La invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero de 2022 no es un hecho aislado basado en un capricho imperialista de Vladimir Putin. Es parte de una amenaza rusa neorevisionista más amplia hacia todo el proceso de integración europea de posguerra. Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, Rusia se negó a aceptar la primacía indiscutible de Estados Unidos en los asuntos internacionales y tomó medidas para reafirmar lo que considera su tradicional esfera de influencia.

El surgimiento de esta realidad geopolítica apunta a un período renovado de confrontación ruso-europea que probablemente durará en el futuro previsible. Muy pocos líderes políticos fuera de Europa central y oriental comprenden mejor la magnitud de la amenaza rusa que el primer ministro danés.

“Veo una Rusia más agresiva en todos los aspectos, no sólo en Ucrania. Y creo que tenemos que preguntarnos: ¿es este el destino final de Rusia?”, dijo Frederiksen en un entrevista reciente con el Financial Times.

Dinamarca, un país de 5,9 millones de habitantes, es uno de los más firmes partidarios de Ucrania en la UE. Según el Instituto de Kiel, es el segundo mayor donante bilateral a Kiev en proporción al producto interior bruto (detrás de Estonia). A pesar de las consecuencias económicas de la guerra, Dinamarca ha asignado 60.400 millones de coronas (8.100 millones de euros) en un fondo nacional de ucrania. Frederiksen también ha liderado personalmente esfuerzos conjuntos para aumentar la inversión en defensa.

Todos los países europeos están respondiendo al ataque total de Rusia contra Ucrania de diferentes maneras, ya que es su derecho soberano hacerlo. Pero es notable que las dos economías más grandes de la UE, Francia y Alemania, hayan adoptado un enfoque centralizado. Emmanuel Macron utilizó inicialmente sus poderes semipresidenciales para intentar disuadir a Putin de lanzar la invasión. Muy poco después del ataque ruso, Olaf Scholz pronunció un discurso trascendental ante el Bundestag que anunció la transformación más radical de la política exterior alemana.

Lo que distingue a Dinamarca de sus homólogos de Europa occidental ha sido la decisión de Frederiksen de basar su respuesta en el principio danés de creación de consenso. En junio de 2022, los daneses acudieron a las urnas en un referéndum sobre la exclusión voluntaria de su país de la política de defensa de la UE, con una mayoría de dos tercios votando a favor de revertirla (66,9 por ciento). Fue una decisión valiente para un país tradicionalmente euroescéptico. Pero Frederiksen cree en la poder de coaliciones amplias para resolver desafíos complejos, que la UE encontrará útiles cuando busque fortalecer su apoyo unificado a Ucrania.

¿Unir el este y el oeste de la UE?

El ataque de Rusia a Ucrania y los valores europeos fundamentales de la democracia y el Estado de derecho exige un entendimiento compartido Este-Oeste dentro de la UE. Esto no será fácil debido a las diferencias emergentes entre las tres principales potencias de la UE. Francia y Alemania están divergiendo sobre cómo Europa debería gestionar una Rusia renaciente.

Mientras tanto, Polonia mantiene su posición inequívoca de que Ucrania debe ganar. El primer ministro polaco, Donald Tusk, aprovechó su visita a Berlín bajo el Formato del Triángulo de Weimar subrayar la importancia de profundizar la ayuda financiera y militar a Kiev.

Estas grietas dentro de la UE son motivo de preocupación. La confianza de Rusia en que puede sobrevivir a Ucrania está creciendo después de que Putin consiguiera un sexto mandato con una victoria electoral aplastante. Una alianza europea fuerte contra el Kremlin requiere no sólo capacidades creíbles de defensa y seguridad, sino también confianza y confiabilidad entre todos los estados miembros de la UE. Por eso Frederiksen debería ser el próximo presidente del Consejo Europeo.

La comprensión que tiene la primera ministra danesa de la amenaza neorevisionista de Rusia significa que está en buena posición para generar confianza en toda la UE-27 mientras ésta enfrenta una situación de seguridad en rápida evolución. Es más, el sólido historial de Frederiksen como creador de consenso puede servir como catalizador para que Scholz, Macron y Tusk coincidan cuando la cohesión europea es más necesaria que nunca.

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