trabajadores que aman su trabajo, pero no pueden vivir de él

trabajadores que aman su trabajo, pero no pueden vivir de él

Aunque definir qué son estos talleres no es tarea fácil. El propio Parlamento Europeo pidió a la Comisión de la UE que aclarara el término en 2020.

“No parece haber una claridad universal sobre lo que, en el contexto de la legislación de la UE, significa el término ‘taller protegido'”, señaló el eurodiputado de Renovar Europa Engin Eroglu.

A nivel de la UE, solo existe una definición legal, que describe este modelo de empleo alternativo como “empleo en una empresa en la que al menos el 30 por ciento de los trabajadores son trabajadores con discapacidad”.

Tampoco está claro si estas personas están trabajando y cuál es su estatus legal, dice un informe de la Asociación Europea de Proveedores de Servicios para Personas con Discapacidad

(EASPD), que analiza la situación de los talleres protegidos en República Checa, Finlandia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia y España.

Técnicamente, quienes acceden a este modelo alternativo de empleo son considerados “incapaces de trabajar” por su nivel de discapacidad, aunque en muchos casos realizan trabajo productivo la mayor parte del día.

Entonces, ¿se consideran empleados o no? En países como Alemania, no. En otros, como Italia, solo en algunas organizaciones, lo que significa que no tienen derecho al salario mínimo por sus servicios.

Tampoco tienen acceso a otros derechos laborales básicos, ya que su trabajo se define como de “carácter rehabilitador”.

De hecho, lo que los trabajadores reciben a cambio de sus horas en estos talleres, que son más industriales que de servicio (donde estarían en contacto con la sociedad) se llama “remuneración” y no salario.

En Alemania, antes de la pandemia, la remuneración media (en función de la productividad) era de 211 € al mes, lo que aumenta la dependencia de estas personas de otros apoyos estatales.

Al margen de este aspecto de la remuneración, ya pesar de que el trabajo que se realiza en estos talleres puede resultar monótono o rutinario, los trabajadores dicen estar satisfechos y consideran que su trabajo es “significativo”, según el estudio de la EASPD.

“Eso no es suficiente”, dijo la eurodiputada verde Katrin Langensiepen a EUobserver. “Las condiciones son malas y no somos lo suficientemente críticos”.

No es sólo una cuestión de remuneración, según el Informe del Foro Europeo de la Discapacidad. Estos entornos aplican salarios más bajos, muestran menores oportunidades de desarrollo profesional y promoción y falta de estabilidad laboral.

Además, la ‘brecha de empleo por discapacidad’, la diferencia entre las tasas de empleo de las personas con y sin discapacidad, es del 24 por ciento en la UE. En Irlanda, es casi el 40 por ciento.

¿Qué se puede hacer a nivel de la UE? Según el eurodiputado verde, debería haber más publicidad sobre cómo funcionan estos modelos y más inversión en empresas sociales que empleen a estas personas con un salario digno y una protección social plena.

“También hacemos un llamado para que más personas con discapacidad sean empleadas en el sector público y participen en los procesos de toma de decisiones”, agregó.

La última estrategia de la UE señala que los sistemas son diversos y varían entre los estados miembros, pero no identifica las mejores y peores prácticas.

A finales de este año, se espera que la comisión presente sus conclusiones sobre el impacto de estos modelos alternativos para garantizar un empleo de calidad para las personas con discapacidad.

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